Aquí, en el norte de Brasil todo es río.
Impregna las vidas de la gente con tal intimidad que se percibe en cada rincón.
En este proyecto os presento un mundo que se redefine por su resistencia a renunciar a su vínculo con el agua.
Las heridas sin cerrar de la colonización europea de Brasil se desdibujan a orillas del rio. En un país en que lo indígena es de nuevo agraviado al ser instrumentalizado políticamente, el río lo simplifica todo.
La autosuficiencia de las comunidades configuradas en los entornos fluviales junto con la inoperancia del gobierno por llegar si quiera a entender sus necesidades hace emerger a las comunidades ribeirinhas como un ente político en sí mismo con un vínculo estrechamente basado en la intimidad de la vida vuelta al río.
Este trabajo es el resultado de casi dos años conviviendo en comunidades indígenas, no indígenas y quilombos de la región norte del Brasil amazónico.
El ribeirinho es un agente más de ese entorno fluvial, fertiliza sus márgenes, se provee de sus alimentos y le da su protección a través de sus representaciones mitológicas, en las que se humaniza al agua y se naturaliza a la persona.
La explotación de sus recursos no se produce en función de las necesidades de mercado sino en base al respeto al medio ambiente y la manutención y subsistencia de sus grupos.
Este vínculo es tan especial que condiciona todos los aspectos de la vida de sus habitantes.
Esa intimidad con la naturaleza, con el agua, se ve en cada escena del día a día y configura las dinámicas sociales empoderadas a través de la comunidad.
La organización sociopolítica gira en torno a esa vida vuelta al rio. Es ese vínculo lo que define estas comunidades como entes cuya organización sociopolítica se construye con el fin de mantener y proteger esta forma de vida.
De forma que el peso identitario recae fundamentalmente en esta dimensión social comunitaria por encima de cuestiones étnicas o raciales.
La identidad indígena y de las comunidades quilombolas siempre en constante amenaza se refugia en ese vínculo para erigirse y proteger una forma de vida heredada de los primeros habitantes de la región.
Aquí, en el norte de Brasil todo es río.
Impregna las vidas de la gente con tal intimidad que se percibe en cada rincón.
En este proyecto os presento un mundo que se redefine por su resistencia a renunciar a su vínculo con el agua.
Las heridas sin cerrar de la colonización europea de Brasil se desdibujan a orillas del rio. En un país en que lo indígena es de nuevo agraviado al ser instrumentalizado políticamente, el río lo simplifica todo.
La autosuficiencia de las comunidades configuradas en los entornos fluviales junto con la inoperancia del gobierno por llegar si quiera a entender sus necesidades hace emerger a las comunidades ribeirinhas como un ente político en sí mismo con un vínculo estrechamente basado en la intimidad de la vida vuelta al río.
Este trabajo es el resultado de casi dos años conviviendo en comunidades indígenas, no indígenas y quilombos de la región norte del Brasil amazónico.
El ribeirinho es un agente más de ese entorno fluvial, fertiliza sus márgenes, se provee de sus alimentos y le da su protección a través de sus representaciones mitológicas, en las que se humaniza al agua y se naturaliza a la persona.
La explotación de sus recursos no se produce en función de las necesidades de mercado sino en base al respeto al medio ambiente y la manutención y subsistencia de sus grupos.
Este vínculo es tan especial que condiciona todos los aspectos de la vida de sus habitantes.
Esa intimidad con la naturaleza, con el agua, se ve en cada escena del día a día y configura las dinámicas sociales empoderadas a través de la comunidad.
La organización sociopolítica gira en torno a esa vida vuelta al rio. Es ese vínculo lo que define estas comunidades como entes cuya organización sociopolítica se construye con el fin de mantener y proteger esta forma de vida.
De forma que el peso identitario recae fundamentalmente en esta dimensión social comunitaria por encima de cuestiones étnicas o raciales.
La identidad indígena y de las comunidades quilombolas siempre en constante amenaza se refugia en ese vínculo para erigirse y proteger una forma de vida heredada de los primeros habitantes de la región.
Aquí, en el norte de Brasil todo es río.
Impregna las vidas de la gente con tal intimidad que se percibe en cada rincón.
En este proyecto os presento un mundo que se redefine por su resistencia a renunciar a su vínculo con el agua.
Las heridas sin cerrar de la colonización europea de Brasil se desdibujan a orillas del rio. En un país en que lo indígena es de nuevo agraviado al ser instrumentalizado políticamente, el río lo simplifica todo.
La autosuficiencia de las comunidades configuradas en los entornos fluviales junto con la inoperancia del gobierno por llegar si quiera a entender sus necesidades hace emerger a las comunidades ribeirinhas como un ente político en sí mismo con un vínculo estrechamente basado en la intimidad de la vida vuelta al río.
Este trabajo es el resultado de casi dos años conviviendo en comunidades indígenas, no indígenas y quilombos de la región norte del Brasil amazónico.
El ribeirinho es un agente más de ese entorno fluvial, fertiliza sus márgenes, se provee de sus alimentos y le da su protección a través de sus representaciones mitológicas, en las que se humaniza al agua y se naturaliza a la persona.
La explotación de sus recursos no se produce en función de las necesidades de mercado sino en base al respeto al medio ambiente y la manutención y subsistencia de sus grupos.
Este vínculo es tan especial que condiciona todos los aspectos de la vida de sus habitantes.
Esa intimidad con la naturaleza, con el agua, se ve en cada escena del día a día y configura las dinámicas sociales empoderadas a través de la comunidad.
La organización sociopolítica gira en torno a esa vida vuelta al rio. Es ese vínculo lo que define estas comunidades como entes cuya organización sociopolítica se construye con el fin de mantener y proteger esta forma de vida.
De forma que el peso identitario recae fundamentalmente en esta dimensión social comunitaria por encima de cuestiones étnicas o raciales.
La identidad indígena y de las comunidades quilombolas siempre en constante amenaza se refugia en ese vínculo para erigirse y proteger una forma de vida heredada de los primeros habitantes de la región.
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Aquí, en el norte de Brasil todo es río.
Impregna las vidas de la gente con tal intimidad que se percibe en cada rincón.
En este proyecto os presento un mundo que se redefine por su resistencia a renunciar a su vínculo con el agua.
Las heridas sin cerrar de la colonización europea de Brasil se desdibujan a orillas del rio. En un país en que lo indígena es de nuevo agraviado al ser instrumentalizado políticamente, el río lo simplifica todo.
La autosuficiencia de las comunidades configuradas en los entornos fluviales junto con la inoperancia del gobierno por llegar si quiera a entender sus necesidades hace emerger a las comunidades ribeirinhas como un ente político en sí mismo con un vínculo estrechamente basado en la intimidad de la vida vuelta al río.
Este trabajo es el resultado de casi dos años conviviendo en comunidades indígenas, no indígenas y quilombos de la región norte del Brasil amazónico.
El ribeirinho es un agente más de ese entorno fluvial, fertiliza sus márgenes, se provee de sus alimentos y le da su protección a través de sus representaciones mitológicas, en las que se humaniza al agua y se naturaliza a la persona.
La explotación de sus recursos no se produce en función de las necesidades de mercado sino en base al respeto al medio ambiente y la manutención y subsistencia de sus grupos.
Este vínculo es tan especial que condiciona todos los aspectos de la vida de sus habitantes.
Esa intimidad con la naturaleza, con el agua, se ve en cada escena del día a día y configura las dinámicas sociales empoderadas a través de la comunidad.
La organización sociopolítica gira en torno a esa vida vuelta al rio. Es ese vínculo lo que define estas comunidades como entes cuya organización sociopolítica se construye con el fin de mantener y proteger esta forma de vida.
De forma que el peso identitario recae fundamentalmente en esta dimensión social comunitaria por encima de cuestiones étnicas o raciales.
La identidad indígena y de las comunidades quilombolas siempre en constante amenaza se refugia en ese vínculo para erigirse y proteger una forma de vida heredada de los primeros habitantes de la región.